Calzada flotante, traición monumental

 

Por Edgar Alejandro Hernández

 

Para quien conoce la obra de Gabriel Orozco (Xalapa, 1962) resulta evidente que el diseño que imprimió a la Calzada Flotante que conectará peatonalmente al Bosque de Chaputepec, cuyo costo superará los 300 millones de pesos del erario público, tiene como origen su escultura Sombra entre aros de aire, que presentó por primera vez en la Bienal de Venecia en 2003.

La referencia podría pasar como una simple anécdota o como “sello” de su trabajo con sistemas de círculos, pero la escultura que inspiró este puente de 436 metros de largo y ocho metros de ancho fue creada como “una crítica de la monumentalidad arquitectónica” que ahora, paradójicamente, Orozco traiciona al imponer su proyecto de Calzada Flotante en Chapultepec.

En una entrevista con el curador Hans Ulrich Obrist, el artista veracruzano hablaba de Sombra entre aros de aire como una escultura que no busca la monumentalidad. “Eso es una diferencia muy importante. Podría decirse que hoy día la arquitectura está esforzándose muchísimo por satisfacer la aparente falta de monumentalidad que la escultura contemporánea se ha negado a seguir creando. Este es un aspecto político en el que la arquitectura está asumiendo un papel por el que el arte contemporáneo tiene poco interés. (Sombra entre aros de aire) es una crítica de la monumentalidad arquitectónica”[1].  

Estas declaraciones abren la pregunta de qué piensa hoy Orozco, convertido en artista oficial, de ese aspecto político que cuestionaba de la arquitectura hace dos décadas. También vale la pena preguntar si esa escala humana, que había definido gran parte de su obra, dejó de ser operante dentro de su producción y ahora el artista está complacido de abrazar, a costa del presupuesto público, esa monumentalidad que tan puntualmente había criticado de la arquitectura.

En septiembre pasado, al ofrecer un recorrido por la obra, Orozco afirmaba: "Finalmente este puente, diseñado con el sistema de círculos y secuencias exponenciales de tamaño, es también parte de mi trabajo; un diseño que tiene que ver con mi obra y mi interés en estas formas que meto mucho en la escultura, pero también en pintura." (Reforma, 02/09/2022)

Al leerlo no puedo dejar de pensar en el estancamiento creativo que Orozco ha vivido desde hace dos décadas. Como un acto fallido freudiano, el artista reconoce que su diseño es una forma que “meto mucho en la escultura, pero también en pintura”. La realidad es que estos diseños, que iniciaron con series como Atomistas o Árbol de samurái, se convirtieron en la prisión que todo artista conoce como estilo, mismo que ha explotado con una eficiencia industrial.

En ninguna entrevista Orozco menciona Sombra entre aros de aire, pero desde que vi el render que divulgó el Gobierno de la Ciudad de México la imagen me resultó por demás familiar. Como la obra aún está en proceso, no sabemos cual será el color final, pero de acuerdo con la proyección digital que conocemos, la calzada flotante no sólo repite los cerrados círculos de la escultura original, sino que también replica el tono café claro que caracterizaba su escultura hecha en madera.

Sombra entre aros de aire es una pieza con la cual Orozco hacía un comentario hacia el abandono en el que había caído una plaza para esculturas creado en 1952 por el arquitecto veneciano Carlo Scarpa, dentro del pabellón de Italia de la Bienal de Venecia. La escultura reproducía en madera, escala 1 a 1, la plaza de concreto original, y presentaba su réplica dentro de la sala contigua a la obra de Scarpa, que el tiempo le había otorgado un aspecto de ruina.

Hace unas semanas fui invitado a participar en una mesa del encuentro Mondiacult en el Centro Cultural Los Pinos. La mala organización y el hecho de que los accesos estaban custodiados por militares me obligaron a caminar por Parque Lira en una avenida que carece de paso peatonal. Mientras intentando no ser atropellado por los autos, crucé por debajo de la Calzada Flotante y vi la enorme estructura de metal y concreto.  Lo único que pude pensar es que Orozco ya está construyendo, como Scarpa, su futura ruina.


Noviembre, 2022


[1] Gabriel Orozco. "Hans-Ulrich Obrist entrevista a Gabriel Orozco en París", en Textos sobre la obra de Gabriel Orozco. Versión ampliada 1993-2013, Conaculta, 2014, p. 359.