Playtime & Kapital

Por Nika Chilewich

"¿Por qué el capital es tan difícil de representar?", pregunta el artista Isaac Julien (Londres, 1960) al geógrafo marxista David Harvey.

Esta conversación se lleva a cabo en dos pantallas de video montadas en el extremo de un cuarto oscuro y cavernoso en el Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC). En las pantallas, los dos hombres hablan sentados en una habitación austera frente a una pequeña audiencia. El trabajo cinematográfico es admirable y la música presagia algo. El video transmite un ambiente general de urgencia y tensión. Esta pregunta inicial abre un largo debate entre Julien y Harvey sobre la naturaleza del capital contemporáneo, la dificultad de su representación, y la validez de utilizar la terminología marxista para comprender su comportamiento actual. El video es seductor en su forma y provocador en su contenido. Es emocionante de ver.

Esta película, Kapital, es la mitad de una instalación hecha por Julien de dos partes curada por Amanda de la Garza. Juntas, Playtime y Kapital, forman un estudio procesual sobre la naturaleza del capitalismo contemporáneo. Julien utiliza un acercamiento teatral para examinar la psique del consumidor contemporáneo. En ambas obras el arte funciona como mercancía y aparato crítico para analizar las formas en las que el capital –a la vez elusivo y ubicuo– circula en los mercados contemporáneos.

Vi las dos piezas hace una semana y desde entonces he estado pensando en ellas. Kapital registra una discusión entre Julien y Harvey que se llevó a cabo como parte del coloquio Coreografiando el capital, de 2012, organizado por el artista en la Hayward Gallery en Londres. Renombrados teóricos culturales contemporáneos Stuart Hall, Irit Rogoff, Paul Gilroy y Colin Macabe se encontraban entre la audiencia para escuchar y plantear preguntas a su final. Esta primera pieza de Julien funciona para ofrecer al espectador una mirada del proceso de investigación colaborativa que utilizó en la creación de Playtime, que se exhibe en la sala adyacente. En este video de contextualización, los participantes discuten los desafíos de representar la sociedad capitalista contemporánea y cuestionan el posible papel que el arte puede tener en este proceso.

El diálogo está lleno de percepciones evocadoras, si no agobiantes, de lo que Karl Marx (citado por Harvey) llamó el “espíritu animal” del capitalismo. Julien le da mayor gravedad a la discusión a través de una serie de decisiones formales: intercala la conversación con momentos de montaje; juega con el sonido y la música; y subraya una selección de frases con texto en blanco que rueda a través de la pantalla como indicadores financieros. En su conjunto, estas interrupciones dan una intensidad casi catastrófica a la conversación.

A través de este tipo de experimentación, Julien profundiza en sus propios métodos de representación, poniendo a prueba la capacidad de su medio y de él mismo como artista. ¿Puede una obra de arte generar información valiosa sobre la naturaleza de los mercados laborales? ¿Tiene el arte la potencial de crear definiciones dinámicas y útiles para entender al capital? ¿Es capaz de abarcar las leyes complejas y muchas veces internamente contradictorias del capital en la sociedad contemporánea? Los momentos de salida creativa en Kapital estructuran el diálogo entre Harvey y Julien. Sacan al espectadora fuera de la acción en cámara y la hace consciente de sí misma como consumidor de un producto fabricado por el artista.

Esto es reiterado en la obra por la presencia de una audiencia en sombra dentro del video que mira a las secuencias de montaje junto con el espectador. Kapital también es una mercancía, "un objeto externo, una cosa que, en virtud de sus propiedades, satisface necesidades humanas de cualquier clase ", para usar la definición de Marx.

En el espacio adyacente, Playtime se proyecta sobre tres grandes pantallas. La obra se compone de una serie de viñetas oníricas, cada una de ellas utilizando un contexto particular para investigar una manera en la cual el capital rige sobre el deseo humano. Al igual que en Kapital, el trabajo de cámara es prístino, pero para crear estos mundos ficticios Julien utiliza colores intensos y saturados, con tomas de paisajes extensas y dramáticas, que crean ambientes fantásticos.

La pieza comienza con el actor James Franco –quien en el video interpreta un galerista– ascendiendo una escalera celestial que termina en una galería inmaculada. Mientras camina, educa al espectador sobre las razones por las cuales el arte (y tal vez la pieza en sí) es una inversión consagrada y lucrativa para el capital personal de cualquier individuo en un mundo de inestabilidad financiera constante.

Cuando vi la obra estaba tan consciente de Franco como un actor famoso que su presencia representó para mí más su fama, que la historia del personaje que interpreta. ‘Franco el actor famoso’ confundió la ficción del mundo creado por Julien con la realidad de los individuos como capital cultural.

Esta decisión se repite por toda la película, ya que todos los actores seleccionados por Julien son personas reconocibles. Entre ellos se incluye el subastador de arte Simon de Pury, la actriz china Maggie Cheung (quien también actuó en la película de Julien Ten Thousand Waves, expuesta en el MoMA de Nueva York de noviembre de 2013 a febrero de 2014), la actriz filipina Mercedes Cabral, el actor Ingvar Eggert Sigurğsson, de Islandia, y el actor británico Colin Salmon.

Los ambientes de cada uno de los relatos son construidos como escenarios y las acciones que se llevan acabo dentro de ellos son como dramas isabelinos. Los personajes no parecen personas reales (incluso en el caso de Simon de Pury, quién se interpreta a sí mismo); más bien, se sienten como perfiles psicológicos contemporáneos. Las cualidades fantásticas de la pieza dan a las historias un tono alegórico, incluso arquetípico. Hay momentos en los cuales los prolongados monólogos de los actores (en particular el de Sigurğsson) me recordaron a soliloquios de William Shakespeare.

Un comerciante de arte informa al espectador sobre el valor sentimental y económico de invertir en los "tesoros colectivos” que son objetos de arte; un artista en quiebra camina por su hogar abandonado mientras relata su sueño de infancia de construir un refugio modernista; una empleada filipina mantiene una oficina alucinante en Dubai para enviar dinero a su familia.

La teatralidad empleada por Julien en Playtime permite a las narrativas transcender el mundo ficticio para abordar, de forma auto-reflexiva, las maneras en que la obra, y el medio cinematográfico de forma más amplia, participan en la producción y el consumo del capital cultural contemporáneo.

Julien incluye numerosas referencias internas a lo ficticio de los mundos que crea. El título Playtime es el primero y más obvio de dichos momentos. La repetición de ciertos temas formales –tomas largas de paisajes imponentes, el uso frecuente del humo y la música intensa, junto con una aplicación casi simbólica del color– también revelan a Julien como director. Por último, una serie de tomas panorámicas capturan al artista y su equipo grabando la película que el espectador mira.

Al hacerlo Julien se auto reconoce dentro de su medio. Muestra que el capital puede ser representado a través de metáforas creadas por un mosaico poético de formas. El valor de la terminología marxista por sí misma puede ser obsoleto, pero lo que las obras de Julien muestran es que a través de otros medios, como el cine, podemos llevar la terminología del capital más cerca a nuestra realidad vivida. Tal vez sólo un medio con tantos componentes y tan complejo como el cine es capaz de evocar en el espectador este otro elemento más humano –la emoción– y llevarnos más cerca a las estructuras intangibles del capital que nos mueven. "Como la gravedad," Harvey dice en Kapital, es algo que no puedes ver, pero que sabes que existe.

 

Playtime & Kapital se exhiben en el Museo Universitario Arte Contemporáneo (Insurgentes Sur 3000, Centro Cultural Universitario) del 6 de febrero al 31 de julio de 2016.

 

Texto publicado el 20 de abril de 2016 en el blog Cubo Blanco del periódico Excélsior.