Miss Universe

Por Nika Chilewich

“¿Cómo debe ser el arte? El arte debe ser bello. ¿Qué es lo más bonito que se puede pintar? Una mujer hermosa.” Chelsea Culprit, en una entrevista.

  

La exposición más reciente de la artista estadounidense Chelsea Culprit, que actualmente se encuentra en la Galería Yautepec, resulta una indagación provocadora de las convenciones formales y figurativas sobre la representación de lo femenino.

Las esculturas y pinturas en Miss Universe rebasan los límites de la realidad. En su conjunto, las monolíticas obras llenas de textura capturan una comunión privada de mujeres dentro del negocio del artificio femenino, en el mundo ilusorio del entretenimiento adulto, en particular el del baile profesional y el striptease.

La galería hace una puesta en escena de mujeres en varios momentos de preparación y de descanso previo a su sesión de baile en el club. Entre bastidores, las mujeres elijen qué ponerse, comen, se maquillan entre ellas o se relajan entre cada turno de baile.

Las figuras son indómitas y dan una sensación de que los sujetos femeninos van rompiendo sus propias formas artísticas. Esto se nota en la tensión que la artista crea entre los lienzos y los sujetos que sus marcos luchan por contener, o en el salto más literal de dos a tres dimensiones dentro de la exposición (ésta es la primera vez que Culprit produce y exhibe sus esculturas de bailarinas).

Las obras expuestas en Miss Universe continúan una meditación profunda por parte de la artista sobre la forma femenina a través del uso de materiales cotidianos. Las piezas contienen una exploración de la intersección entre convenciones artísticas clásicas y lenguajes visuales masivos del “mal gusto” en el mundo del arte. Las mujeres son crudas y grotescas, con cuerpos compuestos por formas angulares distendidos que parecen tener vida propia.

"No estoy tratando de hacer piel de plástico", explica Culprit sentada en el piso de la galería, justo en medio de las mujeres de proporciones sobrehumanas. "Hay una fuerte relación en este trabajo y entre la superficie de una pintura, la superficie de una imagen y la superficie de estas formas. ¿Cómo se puede construir algo que no es demasiado hermoso? Este trabajo cuestiona convenciones de belleza y de normatividad. ¿Por qué encontramos ciertas cosas atractivas? ¿Por qué nos gustan? ¿Ellas están bien? ¿Son malas? ¿Cómo se puede trabajar con estos lenguajes visuales que forman parte de nuestra cultura e infiltrarlos en el mundo de las bellas artes de una manera que realmente funcionen?"

Esto se repite a lo largo de la exposición en las figuras escultóricas cuya sexualidad explícita se acerca a la monstruosidad, y cuyas formas fantásticas juegan con ideas como la deformación física y la belleza normativa. En el díptico escultórico Gemelas falsas con bronceados falsos preparándose la una a la otra, Culprit captura a dos mujeres que se preparan a sí mismas para presentar una fantasía de mujeres gemelas. Junto a ellas, en la pieza central de la exposición, Qué, cuál, cómo, pero... el espectador encuentra una figura doblada bajo signos de interrogación de neón con una peluca negra con mechas de color rosa, que viste sólo una tanga y un sostén, mientras busca con tres manos el traje que usará en la noche. Al fondo de la galería una mujer, como un fantasma, está sentada en una silla con languidez mientras se sirve un Redbull (la escultura es una fuente). Su cabello está literal y figurativamente enyesado a su rostro y sus curvas abultan su micro vestido. Estos cuerpos escultóricos y altamente sexualizados de Culprit parecen estar compuestos, al mismo tiempo, de formas arcaicas, abstractas y demasiado humanas. Son a la vez inquietantes y profundamente atractivos.

 

La obra de Culprit da la sensación de una liberación del sujeto que está también reflejada en el contenido de las piezas. Las mujeres son construidas a partir de referencias de la historia del arte y el uso del modelo femenino que, mediante el dinero, ha sido un símbolo de la modernidad. Bailarinas, quienes han sido el foco del trabajo de Culprit en los últimos años (un tema que proviene de la época en la que ella trabajó como bailarina), le sirven para atravesar las narrativas no contadas de las mujeres trabajadoras que han servido como emblemas de la vida moderna en la historia del arte occidental del siglo XIX y XX, y como puntos focales para los líderes canónicas de la abstracción. De Degas a Monet, de Picasso a Léger y de Duchamp a De Kooning las mujeres, cuyo sustento proviene de una mercantilización del artificio femenino, han sido un tema central en la historia del arte. Como Carol Duncan narra de manera elocuente en su libro Rituales de civilización, las innovaciones artísticas de la modernidad y la liberación de un mundo figurativo han sido construidos por los museos de arte a través de una narrativa en la que los avances artísticos impulsados por hombres, como un logro moral, son contados a través de una superación de los deseos humanos básicos comunicados por los innumerables sujetos femeninos sin nombre.

 

En Miss Universe Culprit desaloja el punto de vista de esta figura arquetípica y la mira mientras se prepara para vender una fantasía de sí misma. La agencia de esta figura, sin embargo, está atrapada por varios cuestionamientos que tocan historias de desigualdad sistémica, no sólo de género, sino de clase. ¿Están estas mujeres empoderadas por su decisión de hacer dinero a través de sus cuerpos o están atrapadas en una cultura en la que una mujer puede ganar un sueldo exponencialmente mayor vendiendo su cuerpo que realizando cualquier otro trabajo?

Miss Universe permite al espectador acceder a un espacio femenino normalmente restringido e inalcanzable. Entre bastidores, las economías sociales y culturales, en el tráfico de la forma femenina por la industria del entretenimiento adulto, giran en torno a las mujeres que han elegido desempeñar dicho papel. Aquí, por un momento, ellas están en control, incluso si, en el mejor de los casos, éste es efímero y parcial.

 

Estas preguntas son las que presiden a la exposición de Culprit y el trabajo está cargado de preguntas complejas de la feminidad y la sexualidad. Estas cuestiones se entrelazan con la hábil integración de colores, formas y símbolos que hablan más allá del mundo del arte para tocar sensibilidades visuales más universales dentro de la cultura de masas. Culprit utiliza el espacio especializado del club como metáfora para un análisis general del artificio en nuestra cultura gobernada por la imagen y las identidades auto-curadas.

La pregunta más amplia sobre la forma femenina sexualizada se refleja dentro de la exposición a un nivel espacial, ya que las esculturas son metafóricas en su tamaño, y muestran el interés de la artista por los monumentos cívicos o los santuarios de pequeños pueblos, que son construidos por un esfuerzo comunitario. El proceso de construcción de las mujeres en Miss Universe es el resultado de una exploración artística comunitaria, en la cual la artista colaboró con un equipo de artistas locales e internacionales para resolver retos escultóricos formales que le permitieron representar el cuerpo humano mediante el uso de materiales comunes de la construcción.

Las esculturas, que son una combinación de cemento, yeso, arena, espuma, fibra de vidrio, y una variedad de pegamentos, están profundamente influenciadas por una relación material que la artista descubrió durante sus seis semanas de residencia en la Ciudad de México.

"La ciudad es tan inspiradora para mí en términos de cómo las personas interactúan con los materiales. Se puede caminar por la ciudad y ver a personas parchando la calle o una pared. Aquí hay una relación material con el entorno que es menos formal, y es realmente emocionante. No es así en los Estados Unidos. Si algo en la pared de tu edificio se rompe, tienes que llamar a alguien para llamar a alguien más antes de arreglarlo. La gente tiene una relación muy distante con los materiales. Aquí personas construyen espacios personales y comunales simplemente porque toman los materiales disponibles."

Culprit integra lo que ella percibe como una relación local con los materiales en las texturas y los colores que utiliza. Las dos pinturas, Chicas, chicas chicas, con tiara y Chicas, chicas, chicas con barras de seguridad, hacen eco del interés de la artista por un lenguaje visual vernáculo de la sexualidad como entretenimiento, y sitúa a las mujeres de la exposición en un contexto real.

La referencia a lo comunitario en la obra de Culprit puede ser visto, tanto en el proceso creativo, como en la capacidad del trabajo de unir a un público femenino que trasciende las fronteras de clase y raza, pero que por lo general quedan intactas en exposiciones de arte contemporáneo, incluso si las obras pretenden explorar los mismas temas.

En el caso de Miss Universe –que forma parte de una programación de la Galería Yautepec del 2016 que impulsa a artistas mujeres – la exposición se realiza entre una muestra de la artista Elsa-Louise Manceaux, junto con Jordi Boldó, y una de la artista Natalia Ibáñez Lario. Miss Universe ejemplifica el compromiso que tiene la galería por incluir una variedad de voces artísticas femeninas contemporáneas. El trabajo de Culprit es único dentro del panorama artístico más general en la Ciudad de México y, según la gerente de la galería, Melissa Vargas, ha provocado una cantidad inusual de visitantes, cuya mayoría son mujeres, quienes entran a la galería por primera vez para acercarse y disfrutar el trabajo. No es casual que estos cuerpos tan fuera de lo normal para el espacio de la galería, que da hacia el Circuito Interior Melchor Ocampo, haya promovido un nuevo interés hacia las mujeres, quienes en su vida diaria no están acostumbradas a relacionarse con sujetos en exhibición dentro de una galería de arte contemporáneo.

¿Entonces donde entra la belleza en las obras de Miss Universe?

"Para mí lo que es bello es algo que todavía tiene espacio para cuestionar la belleza. Hay algo en estas superficies, algo retorcido, que no permite que el espectador mire y simplemente disfrute de una idea superficial de la belleza. Uno tiene que ver estas figuras en su totalidad, en su oscuridad. Esta industria es una metáfora en mi trabajo sobre la forma en que nos disfrazamos todo el tiempo. Hay algo en estas obras en cuanto a la gravedad del artificio femenino que lo pienso todos los días. ¿Quiero mostrar esta parte de mí misma? ¿Cuál es la imagen que estoy presentando al mundo y por qué?"

 

Miss Universe, de Chelsea Culprit, se exhiben en la Galería Yautepec (Melchor Ocampo 154-A Col. San Rafael, Del. Cuauhtemoc) del 7 de julio al 10 de septiembre de 2016.

 

Texto publicado el 27 de julio de 2016 en el blog Cubo Blanco del periódico Excélsior.