Descentralización de la cultura, daño colateral de la 4T

POR EDGAR ALEJANDRO HERNÁNDEZ

En 1993 el estado de Colima creó el primer fondo mixto, un programa piloto que permitió desarrollar una colaboración bipartita entre el estado y la federación para financiar proyectos culturales. El Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta, hoy Secretaría de Cultura) y el Instituto Colimense de Cultura sembraron hace 27 años las bases de un largo y atropellado proceso de descentralización de la cultura que tres lustros después lograría su institucionalización a través del Apoyo a Instituciones Estatales de Cultura (AIEC), programa que hoy vive un claro retroceso ante el consistente centralismo de la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador.

Desde 2009, la Dirección General de Vinculación Cultural del Conaculta ha otorgado subsidios a los organismos de cultura de los gobiernos de los estados, por medio del Programa de Apoyos a la Cultura, para que cada peso aportado por la federación fuera duplicado y/o triplicado por los estados y municipios mediante el AIEC, pero actualmente la secretaria de Cultura, Alejandra Frausto, ha intentado, por lo menos en dos ocasiones, desvirtuar e instrumentalizar este programa de acuerdo a la coyuntura política.

Desde su creación, el AIEC ha aportado a los estado fondos federales de entre 10 y hasta 34 millones de pesos por entidad, en 2016, pero con el actual gobierno dicho programa tocó un piso histórico en 2019, con apenas cinco millones de pesos por estado.

Esta reducción presupuestal acaparó la pasada Reunión Nacional de Cultura, realizara el 27 y 28 de noviembre de 2019, en Saltillo, Coahuila, donde la secretaria de Cultura anunció con bombo y platillos que duplicaba el presupuesto del AIEC, es decir, que pasaría de cinco a 10 millones de pesos por estado. Si bien el anuncio palió momentáneamente el desencuentro entre los titulares de cultura estatales y el gobierno federal, la realidad es que dicho aumento sigue representando un retroceso en relación a años anteriores. Sin calcular la inflación, el presupuesto del AIEC que anunció Frausto para 2020 ni siquiera llega a los 15 millones de pesos por estado que tuvo en 2009 cuando nació el programa.

Hay que recordar que la prioridad de la Dirección General de Vinculación Cultural de la Secretaría de Cultura estaba, hasta antes de la pandemia por el Covid-19, en su programa Cultura Comunitaria, que se concentraría “en los municipios con mayor índice de violencia y pobreza del país, trabajando con comunidades que tradicionalmente están al margen de las políticas culturales” y al cual se destinaron 400 millones de pesos en 2019 y se presupuestaron 600 millones de pesos para 2020, casi el doble de lo que prometió Frausto para los AIEC.

Según declaraciones de Esther Hernández, directora general de Vinculación Cultural de la Secretaría de Cultura, durante 2019 y 2020 el programa Cultura Comunitaria atendería 720 municipios del país, apenas el 29 por ciento de los dos mil 458 municipios del país y 16 alcaldías de la Ciudad de México (ADN Opinión, 09/08/2019).

De acuerdo con testimonios de titulares de cultura de los estados, Cultura Comunitaria representa un retroceso en el largo camino recorrido hacia la descentralización de la cultura, ya que nuevamente se repite el esquema de llevar a los estados un programa creado y operado desde la Ciudad de México, en el cual las autoridades locales sólo tienen la función de apoyo logístico u operativo.

Dicho programa se suma a la centralista iniciativa del gobierno federal que pretende destinar 10 mil millones de pesos del erario público a la remodelación del Bosque de Chapultepec (El Universal, 10/02/2020), a pesar de que diversos sectores del gremio cultural han pedido abiertamente que este faraónico proyecto se posponga y esos recursos se destinen a los museos del país para que puedan enfrentar la crisis por el Covid-19.

Pero el presidente y la secretaria de Cultura han insistido en que se trata de un proyecto prioritario. De concretarse el centralista proyecto del Bosque de Chapultepec, que contempla la construcción de nuevos museos en la ciudad con mayor oferta de museos en el país, su costo sería seis veces mayor al de la Biblioteca Vasconcelos (mil 500 millones de pesos) promovida por el presidente Vicente Fox y siete veces el de la Estela de Luz (mil 300 millones de pesos) durante el sexenio de Felipe Calderón.

En este contexto es natural la reacción que tuvieron 15 titulares de cultura estatales cuando, en la Conferencia Nacional de Gobernadores, Frausto anunció como una “buena noticia” que los 320 millones de pesos del programa AIEC que daría la federación a los estados sería destinada para cubrir la crisis dentro del sector cultural por la pandemia.

Al día siguiente los titulares de cultura locales mandaron un comunicado en el que aclaran que “los recursos del Apoyo a Instituciones Estatales de Cultura (AIEC), consistentes en estos 320 millones de pesos, no son recursos adicionales, sino que corresponden a proyectos que los estados presentamos año con año desde su instauración histórica en 2009, mediante reglas de operación precisas, y con el objetivo de contribuir al enriquecimiento de la oferta de bienes y servicios culturales en beneficio de la población”, se puede leer en el documento”.

Más allá del uso político que quiso darle Frausto ante gobernadores, el tema de fondo es que el AIEC tiene objetivos y reglas de operación claras, las cuales atienden a un proyecto institucional de descentralización de la cultura que ha sido desvirtuado por el actual gobierno para adaptarse a un proyecto de gobierno abiertamente centralista.

De acuerdo con sus bases, el AIEC tiene el objetivo de que se desarrollen proyectos en el marco de la política cultural federal, contribuyendo a la descentralización de la oferta cultural en México, a través de la promoción de expresiones artísticas y culturales, cultura digital, cultura incluyente, cultura para la paz y la convivencia, apoyos y estímulos, formación, capacitación, investigación y profesionalización cultural y artística, redistribución de la riqueza cultural, industrias culturales y empresas creativas y divulgación del patrimonio cultural material e inmaterial.

A partir de esta normatividad, las autoridades de cultura local presentaron proyectos que se desarrollar a lo largo del año y que tienen compromisos económicos definidos. No se puede, por decreto de la secretaria de Cultura federal, cambiar estas reglas de operación y redireccionar estos recursos “para atender la emergencia cultural en los estados a raíz de la pandemia”.

Frausto nunca respondió al reclamo de los titulares de cultura de los estados sobre su anuncio de los AIEC y menos a la solicitud de miembros de la comunidad cultural de cancelar el proyecto del Bosque de Chapultepec. Su silencio deja muchas dudas, pero sobre todo demuestra que lo que menos le interesa es la descentralización de la cultura.

Texto publicado el 2 de agosto de 2020 en el suplemento Confabulario del periódico El Universal.