Museo Guggenheim Aguascalientes

Museo Guggenheim Aguascalientes

DE ROLANDO LÓPEZ

CURADURÍA EDGAR ALEJANDRO HERNÁNDEZ

DEL 22 DE ENERO AL 20 DE MARZO DE  2015

CASA DEL TIEMPO, UAM, CIUDAD DE MÉXICO

Escoria es el nombre que se le da a todos aquellos desechos tóxicos producto del proceso industrial de fundir metales. Escoria es la materia del arte que hoy nos reúne, la cual proviene del Cerro de la Grasa de Aguascalientes, un contaminado depósito de desperdicios que conforman una pesada masa oscura compuesta por millones de piedras negras que han permanecido amontonadas durante más de un siglo.

Este sucio, oscuro e inabarcable terreno es la herencia que dejó a Aguascalientes la Gran Fundición Central Mexicana (1894-1924), cuyo propietario, Solomon Robert Guggenheim, se enriqueció gracias a un ventajoso contrato que firmó con el entonces gobernador del estado, Alejandro Vázquez del Mercado, quien no sólo le regaló los terrenos y la libre explotación de los recursos naturales, sino que lo exentó del pago de impuestos durante las tres décadas que operó la hacienda metalúrgica, tal y como lo marcaban las políticas del régimen porfirista.

La exposición "Museo Guggenheim Aguascalientes" saca a la luz ese nocivo legado que el coleccionista y filántropo estadounidense dejó en México, pero revestido con el mismo halo que hoy define a la maquinaria cultural y financiera que la firma Guggenheim Foundation ha logrado imponer desde mediados del siglo XX, a través de su lucrativa franquicia de museos que operan en Nueva York, Bilbao, Venecia y, próximamente, Abu Dhabi y Helsinki.

Mientras la Fundación Guggenheim se promociona alrededor del mundo como una institución “comprometida con la innovación mediante la recopilación, preservación e interpretación del arte moderno y contemporáneo”, el Museo Guggenheim Aguascalientes señala los efectos nocivos que trajo la empresa metalúrgica de los Guggenheim a nuestro país.

Rolando López materializa su museo mediante un programa arquitectónico que ofrece una elaborada visualización del utópico recinto con planos, proyecciones y maquetas, que se exhiben bajo los mismos parámetros que la Fundación Guggenheim aplica en cada una de sus nuevas y extravagantes sedes. Sin embargo, la diferencia radical reside en que el Museo Guggenheim Aguascalientes no tiene como eje el lujo ni en el diseño, sino lo sucio, nocivo y contaminado. Es decir, se trata de un tóxico y oscuro museo que critica y pone en crisis la estructura hegemónica con la cual los Guggenheim han logrado consolidar su dominación cultural.

Por otra parte, el Museo Guggenheim Aguascalientes es un programa cultural que se vincula directamente con las personas que viven alrededor del Cerro de la Grasa, quienes han sido el principal público de una serie de colaboraciones que Rolando López ha realizado con un grupo de artistas de la región. En este sentido, desde la sucia y vil escoria también es posible producir arte y crear comunidad.

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