Ni es calendario ni es azteca

POR EDGAR ALEJANDRO HERNÁNDEZ

A 210 años del descubrimiento de la Piedra del Sol (popularmente conocida como Calendario Azteca), los"hallazgos comprobados "sobre su significado son tan numerosos como sus interpretaciones "poco profundas".

Este fenómeno, explica el investigador de la dirección de Etnohistoria del Instituto Nacional de Antropología e Historia, Rafael Tena, ha generado una visión errónea de los motivos por los cuales los antiguos mexicanos crearon dicho monumento dedicado al astro rey.

En principio, aclara Tena, no es un calendario y tampoco es azteca. El monumento no puede ser azteca porque corresponde a un periodo tardío (así lo demuestra su diseño estilizado), cuando los mexicas habían dejado Aztlán para instalarse en México-Tenochtitlan. "Los mexicas eran esclavos en Aztlán, e igual que los judíos, se liberaron y se fueron a otra región ".

Por otra parte, el monumento encontrado el 17 de diciembre de 1790 en el centro de la ciudad no puede ser representación del calendario, porque carece de la mayoría de los elementos que se utilizaron dentro de la civilización de Mesoamérica para el cómputo del tiempo.

Se puede decir, abunda el también maestro en historia, que hubo un solo calendario dentro de toda Mesoamérica, porque como región sí engloba a una zona geográfica determinada y a un periodo específico de tiempo que fue de 1500 antes de Cristo a 1500 después de Cristo.

En ese tiempo existió "un sistema calendárico compartido "que, obviamente, tenía grados de especificidad dependiendo de la cultura. "Todos sabemos que el más exacto no era el mexica, sino el maya ".

Pero la Piedra de Sol no refleja dicho sistema de cómputo del tiempo. Contiene sólo un elemento: los20símbolosque representaban el nombre de los días mexicas. "De ahí en fuera todo el monumento está dedicado al quinto sol mexica: Nahui Ollin (cuatro movimiento)".

Dentro de la cosmovisión mexica, Nahui Olin es la quinta era, que fue antecedida por Nahui Atl (cuatro agua), Nahui Quiáhuitl (cuatro lluvia), Nahui Ehécatl (cuatro viento)y Nahui océlotl (cuatro jaguar), soles que fueron destruidos sucesivamente cuatro veces por los dioses gemelos Tezcatlipoca y Quetzalcóatl.

Cada sol está nombrado por Nahui (cuatro)que también significa cambio y por el nombre de un día de su calendario. Nuestra era actual sigue siendo Nahui Olin y, según los cálculos de los antiguos mexicas, se terminará en diciembre de 2012 igual que lo predice el calendario maya.

Rafael Tena puntualiza que esta idea es muy romántica. Sin embargo, para asegurar que Tezcatlipoca y Quetzalcóatl vendrán a destruir el mundo a través de un temblor o con la falta de sol, primero es necesario comprobar que los mexicas tenían razón en su dicho y, hasta la fecha, no se ha encontrado nada que lo fundamente.

PROBLEMAS DE INTERPRETACIÓN

La interpretación del significado de la Piedra del Sol enfrenta varios problemas, indica el etnohistoriador Rafael Tena. En principio, su estado de conservación no es el óptimo y por lo mismo no se puede saber qué simbolizan sus formas porque parte de su estructura ya no existe. “En general la Piedra del Sol da un buen aspecto. Si se quiere decir, está bonita. Pero cuando un investigador quiere ver en detalle, con lo que se encuentra es que hay partes que a propósito fueron destruidas. En su estado actual no podemos saber cómo tenía la nariz, la lengua o la nariguera. Entonces, el estudio no es exacto”.

Pero este no es el mayor problema que enfrentan los especialistas. Tena señala que los investigadores a la hora de interpretar los glifos y los grabados toman generalmente dos posturas. Por un lado están los “sintéticos”, que sólo se interesan por los datos que son evidentes; y los “analíticos”, que se interesan por todos y cada uno de los adornos que contiene el monumento.

El etnohistoriador acepta inscribirse dentro de los investigadores “sintéticos”, pues considera que los mexicas tenían una forma de representación muy concreta, que no se debe analizar de forma exagerada.

“Se pueden especular sobre muchas hipótesis de los investigadores, pero lo que interesa no es conocer las fantasías de los actuales estudiosos de la Piedra de Sol, sino conocer las fantasías de los antiguos mexicanos. Porque así como eran grandes astrólogos y matemáticos, también eran brujos y magos, y era común que todo lo mezclaran."

Texto publicado el 16 de diciembre de 2000 en el periódico Reforma