“La historia se repite dos veces. La primera como tragedia, la segunda como farsa” Aún no tengo claro si fue intencional o no que la inauguración de la exposición “Grupo Proceso Pentágono: política de la intervención 1969-1976-2015” en el Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC) coincidiera con el primer aniversario de la desaparición forzada de 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa, el pasado 26 de septiembre; pero el hecho acentuó la vigencia que sigue teniendo la práctica política y estética de este colectivo de artistas, pues de golpe nos reveló que no hemos avanzado nada como sociedad, ya que seguimos aceptando y (peor aún) normalizando la violencia promovida por el Estado.
"Sin título", 1980 Fundado a finales de la década de los 60 por Carlos Fink, José Antonio Hernández Amezcua, Víctor Muñoz y Felipe Ehrenberg, Proceso Pentágono se creó con el objetivo de mantener una actitud crítica, analítica y contestataria frente a las políticas sociales y culturales que generaba el Estado, mediante una obra abiertamente conceptual que ponía énfasis en la discusión y en los procesos de producción colectiva. Su nacimiento está marcado por la represión del 68 y por la subsecuente guerra sucia. En un segundo momento, que coincide con su época más fructífera, se sumaron al grupo Carlos Aguirre, Miguel Ehrenberg, Lourdes Grobet y Rowena Morales.
"Hotel Marx", 1983 Ahora bien, la exposición parte de documentos, pero estos no se utilizan como fetiches que se exhiben en vitrinas, sino como soporte para generar nuevas narrativas históricas que reflejen procesos y sucesos que se conocían de forma dispersa y que sólo los archivos pueden ayudar a darles su justo peso en el contexto que ocurrieron.
"1929: Proceso", 1979 Si bien formalmente la producción de Grupo Proceso Pentágono era novedosa para el contexto mexicano de la década de los 70, es importante decir que el desarrollo estético de sus obras no partía de ejercicios de improvisación o experimentación empíricas, por el contrario, las obras se creaban con base a un desarrollo grupal que deliberadamente buscaba borrar cualquier discurso (ego) individual para poder mostrar el aparato de represión que operaba (y opera) en el país, pero no desde el punto de vista de la víctima, sino enfundados en la máscara del victimario. Este complejo desdoblamiento lo describe Julio García Murillo en su texto “Grupo Proceso Pentágono. Fragmentos de azar y de guerra sucia”, que se incluye en el catálogo (Folio 37) de la exposición, el cual puntualiza que en este grupo la colectividad se asumió siempre a partir de sus implicaciones políticas.
"1929: Proceso", 1979 Y si se quisiera hacer un recuento de los efectos que dejó la producción de Grupo Proceso Pentágono y de los demás grupos que coexistieron en las décadas de los 70 y 80 en México, es claro que su influencia está más que presente en la producción actual. Sin embargo, la realidad social pareciera que no ha tenido ningún avance. “Grupo Proceso Pentágono: política de la intervención 1969-1976-2015” se presenta en el Museo Universitario Arte Contemporáneo (Insurgentes Sur 3000, Centro Cultural Universitario, CU) del 26 de septiembre de 2015 al 21 de febrero de 2016.
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